Muchas son las Cosas que dicen podemos hacer y que nos relajaran...
Unas tal vez no sean muy saludables, como es el caso del cigarro o el alcohol y hasta por que no decir que también los vídeojuegos, de verdad que son bastante adictivos en cualquiera de sus cónsolas, como por medio de ayuda medica, que por sólo mencionar alguna: el famosísimo tafil jejeje. No es porque le conozca personalmente y pueda mencionar lo útil que es, pero tengo experiencia de familiares que le alaban de tal manera, que en ocasiones noto que si no fuese por ella en todo momento, se están cerrando a la posibilidad de optar por otro método, menos dependiente, para calmarse y relajarse antes los constantes e infinitos problemas, contratiempos, circunstancias imprevistas, etc, que diariamente se nos han de presentar en esto que amorosamente llamamos Planeta Tierra.
Sería un descaro el no admitir que soy una persona bastante nerviosa, recuerdo que los episodios más relevantes son las llegadas de mis amores a éste mundo, ambos por ser cesáreas, la primera por así decirse, de emergencia ya que para ese entonces la pelvimetría dejaba muy en claro que habría de ser un parto normal, cambiando drásticamente a causa de 15 horas de pitosin sin ninguna dilatación que aunada a la peridual me ocasionaron unas desesperantes ganas de salir corriendo aún y cuando estaba a mitad de la intervención, la desesperación era tal que muy amablemente o inteligentemente el anestesiólogo conjuntamente con la gineo- obstetra hacian referencia a mis previas marcas del traje de baño y que para evitar una cicatriz muy notoria como se ha visto en ocasiones anteriores para ellos, me realizaron una que no me cohibiría seguir usando dos piezas, sinceramente tuvieron mucha consideración jejeje; luego de seis años y mayormente para complacencia de nuestro hijo mayor, me encontraba en otra sala de operaciones cuyos momentos previos fueron bastante drásticos debido a lo temprano que la gineco-obstetra nos recomendó llegar a la clínica y las dos emergencias que me antecedieron, en nanosegundos me encontraba preparándome con la respectiva vestimenta y caminando a la mesa de operaciones para sentir el corte de la incisión y el nacimiento inmediato de mi segunda razón de vivir. Desde ese entonces, mis nervios han estado cada vez más sensibles, pero antes de recurrir a medicamentos que luego me crearan dependencia gracias a la tranquilidad que solamente me podrán regalar mientras me encuentre bajos sus efectos, he comprendido, aceptado, entendido que así como forman parte de mi ser, tengo que dominarlos a ellos y no dejarme vencer por su presencia, que en ocasiones cuando estoy bajo mucho estrés, se invitan descaradamente y me cuesta mucho trabajo mantenerlos al margen de la situación. Gracias a Dios he logrado superar esos episodios, y cada día voy mejorando mi técnica, sin necesidad de descargar en otras dependencias que luego de un tiempo, no sólo tendría que batallar con mis nervios, sino que se le sumaran los famosos vicios. Todo con moderación es correcto, el problema radica cuando dejamos y permitimos ceder ante lo que es evidentemente inanimado.
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