jueves, 8 de diciembre de 2016

Los Derechos del lector


Si bien es cierto que existe una gran cantidad de derechos, deberes y obligaciones en nuestras vidas, éstas me llamaron la atención... Muchos, formamos parte de circulos de lectura, estamos en diversos grupos por cada tipo de género, y por supuesto se comparten los físicos de aquellos que por alguna determinada razón, son de dificil adquisición. 

Con respecto a las presentes reglas, la número uno es verdaderamente aplicable en la gran mayoría de la humanidad, unos que tienen la oportunidad no la aprecian y otros por lamentablemente no permitirsele el lujo de decidir, aunado a la número cinco. 

En mi país, la número siete resulta ya extremadamente imposible, un físico cuesta del 50% del salarío mínimo en adelante, si tiene tableta es imposible sacarla en cualquier espacio abierto, salvo que sea dentro de tu propio hogar. Además, los titulos son los más comerciales, aunque eso ha sido desde siempre, pero la cantidad de ejemplares son tan pocos, que los que aprovechan o tienen el poder de adquirirlos en su momento, afecta la existencia actualmente, comparado con épocas anteriores donde siempre quedaba uno que otro ejemplar rezagado para alegrarnos la existencia a los compradores posteriores. Dedido a ésto, el auge de los libros alternativos (copias) ha crecido y hasta con precios nada competitivos producto de las limitaciones que existen con respecto a la adquisición de materia prima e importaciones.

Ahora bien, las restantes son aplicables en muchos de nosotros, por ejemplo la regla número dos se ríe conmigo a carcajadas, ya que existen lecturas que, en lo personal me encantan los finales felices, donde el bien vence al mal, la justicia prevalece, la evolución de los personajes se hace presente, tienen unos cambios tan deseperantes que si ésta recompensa no se va haciendo presente y estoy angustiada, necesito spoilarme je je je. Esto se debe a un trauma sobre un libro llamado Cristopher Rosas... La tristeza me acompañó durante mucho tiempo, sin exageración alguna, pasaron mesesotes antes de que leyese alguna cosa por muy corta que fuese. 

Para finalizar, las dos finales son sencillamente las más aplicables, sin embargo, logramos tener a veces tanta concentración en lo que tenemos ante nuestros ojos, que se experimenta el encierro en nuestra burbuja particular antisonora de manera progresiva e inevitable. 

Por lo tanto, sólo me queda por decirles ¡Felices Lecturas!